Mi cabeza por inercia se
apoyó sobre el cristal de la ventana del tren. Observaba a todos esos chicos
reír con sus amigos, felices y obviamente sin ninguna preocupación.
Ellos no tenían por qué
temerle a la vida o por qué serle valiente. Eran simplemente jóvenes; tan
alocados y llenos de vitalidad, que a veces, por no decir siempre, los envidio.
Han pasado tantos años desde
que Jaejoong se fue. Seis meses desde que nos despedimos por última vez, sin yo
saber qué magnitud tenía en realidad su presencia en mi vida. Desde luego,
llegué a pensar que prefería morir a tener que vivir sin él.
Acomodé mi cabeza como pude
en el frío cristal empañado por la lluvia para que al menos no me diera un
agudo dolor en el cuello; necesitaba trabajar en óptimas condiciones y no podía
desconcentrarme en el borroso recuerdo en que se había convertido Jaejoong.
Un
simple y borroso recuerdo.
La
primera vez que lo vi resultó ser mi compañero de secundaria. El pequeño de
quince años, Kim Jaejoong. Era nuevo en la ciudad y tan perfecto que hasta era
repulsivo.
Sus
grandes ojos negros como la noche misma enseguida enfocaron, chispeantes, un
puesto en la esquina del salón. Solo como la madrugada y objeto de la mirada
curiosa de muchos, la mía inclusive. Él se limitó a sonreírme de forma dulce
pero mi gesto fue por el contrario de total desagrado hacia su persona; el
prototipo perfecto de los que intentan agradar a las personas siendo hipócritas
innecesariamente.
Abrí mis ojos dándome cuenta
de que por fin había llegado a la agencia. Limpié mi frente a causa de las
gotas de agua que se acumularon en mi frente gracias al cristal y seguí mi
camino como lo seguía desde que Jaejoong se marchó: caminando porque debo
caminar, comiendo porque debo comer, hablando porque debo de hablar. Viviendo
en vano.
Sin Jaejoong, no tiene
sentido nada de lo que hago.
En esta vida tan extraña, el
único consuelo que queda es ir en búsqueda de una felicidad inexistente. Una
felicidad que alegamos encontrar en una profesión o algo que, básicamente, nos
llene la cabeza para no pensar demasiado.
Estaba seguro que había
caído en una completa depresión de la cual nunca logré salir. Únicamente me
preguntaba el por qué.
A
veces entre la lluvia puedo sentir tu voz.
Mientras doy pasos a ciegas
y de manera automática llego, como todos los días, a este lugar vacío en donde
puedo hacer algo que me hace olvidar, al menos por unas seis horas. Pero como
siempre, también, veo una delgada figura, pálida y de cabello negro azabache
voltearse lentamente con su paraguas oscuro; mi corazón late rápido al imaginar
que se puede tratar de ti, pero al comprobar el rostro, me doy cuenta de que
nada más se trata de mi corazón que te extraña a más no poder.
Por un momento no puedo
resistirlo y caigo de rodillas justo enfrente de la agencia para la cual
trabajo junto con los que fuimos tus amigos y comienzo a llorar amargamente y
en silencio.
¿Por
qué tengo que verte en todas partes, Jaejoong?
––¡No me moveré de aquí
hasta que me devuelvan a Jaejoong! ¡Aquí me quedaré! –– Grito mientras los
transeúntes me miran extrañados. –– ¡Quiero a mi Jaejoong otra vez aquí!
Pero es en vano. Nada de lo
que haga podrá devolverte.
Nada de lo que haga ya podrá
devolverme a mi ángel.
Un pequeño resumen de lo que será Dream Away como fic n_n No se preocupen. No es lo que parece e.e
Como saben también, publicaré simultáneamente aquí y en mi cuenta de Amor-Yaoi, pero más aquí. Espero contar con su apoyo al igual que como en mi cuenta por allá :)