sábado, 2 de marzo de 2013

Prólogo: Dream Away: First Day I saw you


Piensa en la desesperación de una persona.
Si se trata de alguien que no te importa, no sientes nada.
No tienes conciencia de haberla perdido.
En realidad, solo sientes que pierdes a alguien cuando es alguien a quien no quieres perder.
Dream Away: The First Day I saw you

Había perdido la noción del tiempo durante ese día. Todo me daba igual. Incluso llegué a pensar que mi vida era un simple resultado de acciones combinadas: comer, dormir, hablar con mis amigos, fingir que todo en mí ha mejorado, que definitivamente pude olvidar todo lo que viví junto a Jaejoong, pero nada podía estar más alejado de la realidad.
¿Cómo se suponía que debía olvidar todo? ¿Cómo se suponía que debía aceptarlo? Aceptar que ya no volvería era mucho peor que olvidarlo.
La soledad de mi habitación no mejoraba mi humor; allí me encontraba, atormentándome entre mis pensamientos. Recordando hasta el punto que mi corazón ardiera como si lo abrasara el mismo sol. Jaejoong pasó de ser un nada a ser mi mundo, de ser un simple muchacho de cualidades excepcionales a ser la persona que más he amado. En mi realidad, un mundo sin Jaejoong era absurdo.
Jaejoong significaba más que el inicio y el fin. Con su partida, mi mundo se desmoronó. Su despedida fue como millones de puñales clavándose en mi cuerpo; todo dolía.
Y siempre amanecía cubierto de lágrimas.
¿En dónde estarás ahora, Kim Jaejoong?
Mis preguntas se las llevaba el viento, tal y como ocurría todos los días.
¿Por qué me abandonaste?
Abrir mis ojos era darme cuenta de que ahora yo estaba solo. En un mundo helado donde la soledad es la esperanza. Y a pesar de que los meses seguían transcurriendo, la herida sangraba y los recuerdos la hacían sangrar aún más.
Te amo. Te amo Kim Jaejoong…

~.~.~.~.~.~
Me fastidiaba la sensación de saber que mi tiempo libre estaba agotado cuando empezaba a finalizar agosto. Aunque mi tiempo libre me dedicara en invertirlo exclusivamente para correr, podía concentrarme solamente en ello y no desviarme en hacer tarea de Literatura.
Pero lo peor no era el hecho de que las vacaciones se habían terminado, sino que este curso sería el último antes de marcharme a la universidad. Es decir, la última vez que podría convivir en el mismo espacio con Junsu, Changmin y Yoochun.
—Están por hacer la postulación de delegados para la clase. — Me susurró Changmin desde el puesto de adelante. — Seguramente serás mencionado, así que espabílate.
Escondí el rostro entre mis manos ignorando su comentario. Siempre resultaba siendo elegido como representante de mi clase porque ningún ser humano quería asumir la responsabilidad de al menos intentar controlar a un salón entero, entonces me postulaban a mí y a Junsu para realizar el trabajo sucio.
La mayoría de las veces esquivábamos varias responsabilidades que nos asignaban los profesores como líderes. Era una verdadera carga tener que hacerlas.
—Postulo a Jung Yunho. — Habló Junsu desde el otro extremo. Un suspiro cansino salió de mis labios y con pereza me puse de pie hasta quedar frente al profesor.
Pero antes de que cualquier otro nombrara a Junsu, un muchacho desde la esquina del salón levantó su brazo. Hasta ese instante nadie se había percatado de su presencia, sin embargo, una vez que figuró el murmullo general no tardó en formarse.
—Quiero postularme para ser delegado del curso yo también. — Dijo con voz serena.
Junsu sonrió victorioso ante la propuesta del chico. Una punzada de odio hacia el del fondo de la clase se hizo sentir en mi estómago.
—Si nadie más tiene postulaciones, entonces estos dos serán los delegados del curso. Jung Yunho, Kim Jaejoong.
La profesora de Literatura nos sonrió a ambos y nos palmeó un poco en el hombro para mandarnos a sentar.
Supuse que no debía ser el único extrañado de que alguien se ofreciera de carnada para tiburones voluntariamente. Changmin tenía una de sus cejas arqueadas y observaba con desprecio al muchacho llamado Jaejoong. Junsu solo podía reír de mi pésima suerte y de su triunfo por evadir hacer este trabajo conmigo.
Dirigí la mirada hacia Jaejoong que se encontraba leyendo un libro. Sus ojos negros estaba absortos en la páginas que pasaba con gran delicadeza mientras que su cabello negro cubría parte de su cara. Una expresión angelical, pero eso no le serviría demasiado para defenderse. La mayoría de este lugar eran crueles y particularmente no me estaba haciendo demasiada gracia su personalidad. Supe que a ninguno de mis dos amigos tampoco con simplemente echarles un vistazo.
Cuando cayó la tarde, los tres decidimos tratar de olvidar la incómoda presencia de Kim Jaejoong y concentrarnos en lo que era importante. O al menos para mí era mi mundo y mi manera de canalizar: entrenar. Mi mayor deseo era competir en las pruebas de velocidad y romper mi propia marca. Cuando sonaba el silbato para salir mi mente se encontraba totalmente en blanco y eso era lo que me gustaba. Era el único de mi grupo que se enfocaba en hacer actividades deportivas.
Changmin me saludó desde las gradas mientras comía un helado. Era el que siempre se quedaba por las tardes mientras yo corría. Junsu por su parte se dedicaba a cantar en mis horas de entrenamiento con algunos chicos del curso superior; de allí conocíamos a Park Yoochun, que en ocasiones se saltaba las clases para hablar con nosotros.
Pero había otra persona en las gradas: Jaejoong. En ese momento no se encontraba leyendo su libro, solamente estaba sentado, sin observarme, admirando el terreno ocupado por el resto de mi equipo de atletismo. Fruncí el seño.
No sabía cuál era la razón de que su presencia me resultara tan desagradable, en especial cuando no había cruzado ni una palabra con él. Era de esas personas que desde la primera vez estás seguro que no tolerarás sin importar lo que haga o diga. Al parecer no tenía ningún amigo.
—¡Yunho! — Gritó el entrenador muy cerca de mi oído. — ¡¿Qué demonios haces que no te has colocado en el lugar que debes estar?!
Changmin comenzó a burlarse de mí desde su sitio y me hizo una seña subiendo su pulgar.
Quise responderle al entrenador que estaba ocupado teniéndole lástima a un muchacho de mi curso pero sería demasiado hasta para mí.
Cuando acabamos de entrenar mis piernas no daban para más. Prácticamente me arrastraba hacia las gradas para tomar mis cosas y largarme a mi casa junto a Changmin.
—Parece que alguien nos está siguiendo. — Me avisó Changmin sin ningún tipo de disimulo. Giré mi rostro y comprobé que, efectivamente, Jaejoong estaba caminando detrás de nosotros.
—Lo lamento. — Se disculpó con voz tímida. — La profesora de Literatura pidió que los delegados de curso mañana trajéramos algunas ideas para unir a los alumnos, pero Yunho ya se había marchado. Quería avisarle. — Sacó un papel de su mochila y me lo entregó. — Estuve escribiendo algunas mientras corrías.
—No sé si te has dado cuenta, pero a Yunho no le importa ser el delegado. No tiene interés y nunca ha tenido interés por serlo. Siempre lo postulan. — Habló Changmin por mí.
Le sonreí de medio lado a Jaejoong y le devolví su papel de mala gana.
—Si estás tan preocupado por el curso, mocoso, deberías comenzar a hacer el trabajo que elegiste voluntariamente. No me enseñes tus estúpidas ideas.
 Cualquier otro me hubiese escupido e insultado pero él no se inmutó de ninguna manera. Solamente seguía observándonos alternativamente con su papel en mano.
—Entiendo. No te interesa lo que otros piensen. — Dijo por fin. — Supongo que igual te pasa cuando corres, ¿no? — Meditó un poco. — Si la opinión de otros no te importa, ¿por qué no te dedicas a correr el jardín de tu casa en lugar de preocuparte por si tu entrenador de acepta?
Aquello me sacó de mis casillas. Lo tomé fuertemente de la camiseta y lo estampillé contra la pared de un callejón.
—¿Quién te crees que eres para hablarme así, idiota?
—Kim Jaejoong. — Respondió con simpleza sin modificar su expresión. — Soy Kim Jaejoong y veo que te alteras porque sabes que tengo razón.
Esta vez fue Changmin que le dio de lleno con el puño en la cara.
—Te crees la gran cosa, “Kim Jaejoong”. — Imitó su tono de voz. — Te advierto que si te metes con mis amigos te metes conmigo.
La pálida mejilla de Jaejoong quedó enrojecida a causa del golpe. Sus negros ojos me miraron intensamente hasta que un escalofrío me recorrió la columna vertebral.
Tomé a Changmin del hombro evadiendo el contacto visual con Jaejoong y seguimos nuestro camino a casa. No dejaba de murmurar maldiciones contra el nuevo de nuestro curso, pero la actitud de Jaejoong era diferente a todo lo que se esperaría de una persona promedio.
Ni siquiera al llegar a mi casa pude borrar la mirada de Jaejoong de mi cabeza. Había sido tan profunda que por un segundo pensé que estábamos estableciendo algún tipo de conexión.
—Qué tipo más raro. — Me dije a mí mismo. — Da algo de miedo.
Me dispuse a vaciar mi mochila  con cansancio. Mi sorpresa incrementó cuando me di cuenta que en un compartimento estaba el papel que había querido entregarme hacía una media hora atrás.
¿Cómo ser amigos?
Número uno: conocer a Jung Yunho.
Era todo lo que decía.
~.~.~.~.~.~

En un nivel inconsciente sí quería indagar más de Jaejoong. A mis diecisiete años no era típico en mí iniciar una conversación y menos si quería convencerme de que no me interesaba en lo más mínimo su vida.
Y esa misma noche soñé con sus ojos. Esos ojos que ahora desearía poder ver cada segundo de mi vida.
Yo no pedí enamorarme de un ángel.





Acá reportándome con el prólogo de la historia: seguramente no entienden mucho.
Jaejoong no murió, simplemente se marchó. ¿Por qué? 
Pues porque Jaejoong no era un ser humano: tal como Yunho lo dice al final. Se trata de un ángel :) Con la evolución del fic entenderán más acerca de las situaciones de ambos.
Hasta entonces~

martes, 22 de enero de 2013

Dream Away. Resumen




Mi cabeza por inercia se apoyó sobre el cristal de la ventana del tren. Observaba a todos esos chicos reír con sus amigos, felices y obviamente sin ninguna preocupación.
Ellos no tenían por qué temerle a la vida o por qué serle valiente. Eran simplemente jóvenes; tan alocados y llenos de vitalidad, que a veces, por no decir siempre, los envidio.
Han pasado tantos años desde que Jaejoong se fue. Seis meses desde que nos despedimos por última vez, sin yo saber qué magnitud tenía en realidad su presencia en mi vida. Desde luego, llegué a pensar que prefería morir a tener que vivir sin él.
Acomodé mi cabeza como pude en el frío cristal empañado por la lluvia para que al menos no me diera un agudo dolor en el cuello; necesitaba trabajar en óptimas condiciones y no podía desconcentrarme en el borroso recuerdo en que se había convertido Jaejoong.

Un simple y borroso recuerdo.

La primera vez que lo vi resultó ser mi compañero de secundaria. El pequeño de quince años, Kim Jaejoong. Era nuevo en la ciudad y tan perfecto que hasta era repulsivo.

Sus grandes ojos negros como la noche misma enseguida enfocaron, chispeantes, un puesto en la esquina del salón. Solo como la madrugada y objeto de la mirada curiosa de muchos, la mía inclusive. Él se limitó a sonreírme de forma dulce pero mi gesto fue por el contrario de total desagrado hacia su persona; el prototipo perfecto de los que intentan agradar a las personas siendo hipócritas innecesariamente.


Abrí mis ojos dándome cuenta de que por fin había llegado a la agencia. Limpié mi frente a causa de las gotas de agua que se acumularon en mi frente gracias al cristal y seguí mi camino como lo seguía desde que Jaejoong se marchó: caminando porque debo caminar, comiendo porque debo comer, hablando porque debo de hablar. Viviendo en vano.
Sin Jaejoong, no tiene sentido nada de lo que hago.
En esta vida tan extraña, el único consuelo que queda es ir en búsqueda de una felicidad inexistente. Una felicidad que alegamos encontrar en una profesión o algo que, básicamente, nos llene la cabeza para no pensar demasiado.
Estaba seguro que había caído en una completa depresión de la cual nunca logré salir. Únicamente me preguntaba el por qué.

A veces entre la lluvia puedo sentir tu voz.

Mientras doy pasos a ciegas y de manera automática llego, como todos los días, a este lugar vacío en donde puedo hacer algo que me hace olvidar, al menos por unas seis horas. Pero como siempre, también, veo una delgada figura, pálida y de cabello negro azabache voltearse lentamente con su paraguas oscuro; mi corazón late rápido al imaginar que se puede tratar de ti, pero al comprobar el rostro, me doy cuenta de que nada más se trata de mi corazón que te extraña a más no poder.
Por un momento no puedo resistirlo y caigo de rodillas justo enfrente de la agencia para la cual trabajo junto con los que fuimos tus amigos y comienzo a llorar amargamente y en silencio.

¿Por qué tengo que verte en todas partes, Jaejoong?

––¡No me moveré de aquí hasta que me devuelvan a Jaejoong! ¡Aquí me quedaré! –– Grito mientras los transeúntes me miran extrañados. –– ¡Quiero a mi Jaejoong otra vez aquí!
Pero es en vano. Nada de lo que haga podrá devolverte.
Nada de lo que haga ya podrá devolverme a mi ángel.






Un pequeño resumen de lo que será Dream Away como fic n_n No se preocupen. No es lo que parece e.e
Como saben también, publicaré simultáneamente aquí y en mi cuenta de Amor-Yaoi, pero más aquí. Espero contar con su apoyo al igual que como en mi cuenta por allá :)